Artista completa como la que más. Inspiradora y transmisora de
sentimientos. Varias mujeres en el cuerpo de una misma actriz. Ella es Antonia
San Juan, la persona más polifacética que conozco.
El día en que la vi por primera vez en “la que se avecina” me gustó su
papel, pero aunque a muchos os pueda parecer raro en un primer momento no me
pareció tan deslumbrante como me parece ahora. Un día, casualmente, en la
estación de metro de la línea 5 de Diagonal, en Barcelona, vi un cartel de su
nueva obra “Lo mejor de Antonia San Juan”. Hacía mucho tiempo que quería ir al
teatro. Nunca había ido así, en serio, y siempre había sido una de las cosas
que me apasionaban a más no poder. Pero hasta entonces no había surgido la
ocasión. O simplemente no surgió antes porque tenía surgir entonces. Fui con mucha curiosidad y emoción, como si
fuera aquella niña que mira con los ojos brillantes aquel juguete que tanto
desea. Mis ganas por ver una obra de teatro y por verla actuar eran inmensas,
pero no pensaba que al salir de la función, mi sensación iba a ser aún más
impresionante.
Jamás pensé que podría llegar a admirar tanto a alguien por su forma
de interpretar. Aquello fue para mí algo inaudito. Nunca pensé que podría
existir alguien con tanto talento, alguien capaz de cambiar de persona en
apenas 10 segundos (tiempo entre monólogo y monólogo). Reí, me reí mucho, pero
también lloré a más no poder.
Ya hace casi 8 meses de aquello (fue un 23 de septiembre). A día de
hoy, me siento muy afortunada por haber podido conocer, además de a la actriz
que Antonia lleva dentro, a la persona.
Casualmente llegó a mi vida de manera inesperada, aunque estoy segura
que no casual, para quedarse. Ella apareció en un momento complicado para mí y
desde el primer momento me mostró su cariño y me convenció de que podía con
todo y más. Las tendidas conversaciones que hemos tenido me han hecho cambiar
el modo de ver las cosas y la vida. Por eso, solo me quedan palabras de
agradecimiento para ella, ya que me enseñó que la vida es mucho más sencilla
poniéndole una sonrisa.
Por eso, en tú día, te mando una gran sonrisa y un súper abrazo. Deseo
que haya sido un día feliz e inolvidable y que hayas recibido todo el cariño
que te mereces. Aquí está una pizquita del mío. ¡Muchísimas felicidades!
Te quiero mucho,
Montse
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